La luna mojada
tan próxima vaticina
un diminuto mar
que nunca se termina.
Sube la marea
como una flor candente.
Porque demasiado
no es suficiente.
Navego en tus playas
que nadie me despierte
de este sueño que culmina
en una pequeña muerte.
Lo que seduce es un espejo
de agua que centella...
Y en tu espalda cuento
los lunares como estrellas.
***
Ella se ríe más con los ojos
que con los labios.
Si hacen una autopsia en mi alma
van a encontrar su nombre.
***
El ángel mira hacia atrás y ve
que la Historia es una colección de ruinas.
¿Alguien nos busca entre los escombros del mundo?
A las esperanzas les gusta exagerar.
***
Ya no me quedan naipes
para seguir apostándole a la vida.
Los caminos no elegidos
también marcan un rumbo.
A veces el paso que no das
es el que va a dejar
una huella en tu destino.
Corres hacia los rostros
infinitos de la multitud
y recordás el último día
de tu vida pasada.
Le vendiste un pedazo
de tu corazón al diablo
pero justo era el pedazo
que estaba más podrido.
Del otro lado
de las fronteras del tiempo,
el que fuiste te mira como extraño.
El pasado es un país foráneo.
Contemplo a una sirena de río,
solitaria y enigmática,
que guarda mi sueño dorado
como una contraseña mágica.
El remanso de su boca
tiene la forma del verbo eros.
Mi corazon se desboca
Bajo una fronda de luceros.
Un barco se dirige al cielo;
cruza el secreto mas profundo.
Por estar pendiente de ella
descuido el resto del mundo.
¿Hasta donde llegará
la onda expansiva del asombro?
Soy complice del silencio
Porque la amo no la nombro.
El escritor francés, Samuel Maleski, es hallado sin vida en la nieve. El que lo encuentra es Daniel, su hijo, que llega a la casa después de haber dado un paseo con su perro. El informe forense siembra dudas. No se ha podido dictaminar si la muerte de Samuel se trata de un accidente, suicidio o homicidio, por lo tanto, estas dudas llevan a que el poder judicial apunte los cañones de la acusación sobre Sandra, la pareja de Samuel, que era la única persona que se encontraba en la casa aparte del fallecido.
Anatomía de una caída, de Justine Triet, es una película que trata sobre la distancia (y la diferencia) que hay entre lo verdadero y lo demostrable. Lo verdadero no siempre puede ser demostrado. Y las vias indirectas que se recorren en un juicio para demostrar la verdad de un hecho- pericias, testigos, verificación de coartadas- a veces no son suficientes para dictaminar la inocencia o culpabilidad de un acusado/a. Vivir es tomar partido, dijo Gramsci. Bueno, en la película de Triet está difícil tomar partido porque se camina sobre las arenas movedizas de lo ambiguo.
La literatura se presenta de dos maneras en Anatomía de una caída. La primera: señala el papel importante que desempeña la suposición ( y la interpretación) en un juicio. Todos los hechos que se pretenden conocer de manera indirecta se presentan agujereados, es decir, con vacíos o puntos ciegos que no se pueden explicar. ¿Y para qué sirve la suposición sino para rellenar los agujeros de los hechos? La segunda: la distinción entre persona y obra literaria. Cuando a la escritora le recriminan el paralelismo que hay entre su vida privada y su obra, su abogada defensora dice:" Una novela no es la vida, las personas no son personajes y un diálogo no es una conversación. "
Cuando se ingresa en la niebla de la reconstrucción de un hecho pareciera ser que lo veraz desaparece también. Y la labor de los abogados defensores es esclarecer el caso con los reflectores de la credibilidad. Anatomía de una caída, de Justine Triet, plantea grises en una época que reclama que todo sea transparente( incluida la intimidad). Bienvenida sea esta anatomía de una ambigüedad.
Esa noche me llevaste a pasear
por las calles embarradas del recuerdo
Y los faroles, al pasar,
nos alumbraban con más oscuridad.
Vos hablabas de la libertad
y yo de los sueños
sin darnos cuenta
que son dos páginas de un mismo libro.
No es facil recordar un amor.
Tiene algo de barrer hojas
en día ventoso de otoño.
Aunque sobrevivan todos sus elementos
la forma original se ha perdido.
En una curva del tiempo
nuestros pasos dejaron de rimar.
El camino a la vigilia
es un pasillo lleno de presentimientos.
